Toda
realidad tiene al menos dos lados.
Vivimos
a escala global la triste realidad de la pandemia con su saldo de dolor y
ausencia. Sin embargo, debemos recordar
que la humanidad ha superado plagas y pandemias en siglos anteriores. Todas con
muchos menos recursos que estos con los que contamos hoy. De modo que, sin
dudas, superaremos esta también.
En
la historia de las pandemias la cuarentena ha sido la medida común para
disminuir los contagios. La presente
pandemia aparece cuando cada país a su ritmo se encaminaba hacia la
digitalización de las actividades cotidianas.
Súbitamente,
el Covid-19 ha traído como efecto colateral la aceleración de la transformación
digital de la sociedad. De forma tal que, aun confinados, tenemos hemos acudido
a plataformas tecnológicas para estar en
contacto con familiares y amigos. Pero, todavía más, forzosamente cambió la
manera tradicional de hacer mucho del trabajo productivo, del estudio y del
ocio.
Es
así como ante una economía con amplios
sectores cerrados y otros operando parcialmente, florecen negocios e industrias
mientras que otros desaparecerán
irremediablemente años antes de lo
previsto.
Así
que la necesidad - la madre de la invención, según Platón- de
empresas y personas de salvar sus economías han apelado al uso de redes y
dispositivos digitales para producir, mientras creamos el escenario social y
cultural en el que trabajaremos, estudiaremos, nos divertiremos, amaremos y, en
fin, viviremos después de la pandemia.
Ante
esta sacudida un ojo avizor puede identificar una posible oportunidad de
negocios.
Hoy,
millares de personas intentan generar ingresos con modalidades de negocios que
ayuden a paliar la crisis económica, con más o menos ingenio, pero todos con
voluntad auténtica.
En
cada país, el punto de partida es el grado de digitalización existente a inicios
de 2020. En algunos lugares, los riders o ciclistas que hacen servicios de
entrega compiten con empresas que hacen lo mismo a gran escala.
Asimismo,
han entrado al mercado tiendas que hacen comercio electrónico de alimentos y
bebidas con entrega a domicilio, situación que obliga a los comercios físicos existentes a plegarse
o desaparecer.
Además,
muchas iniciativas producen alimentos
con la receta familiar en la cocina doméstica. Estos productos son promocionados y vendidos a través de sus
cuentas en las redes sociales donde compiten con restaurantes y pastelerías.
Mientras
que otros voluntariosos se han dedicado a producir tapabocas, aunque no siempre
sean de efectividad probada. Algunos han aprovechado las posibilidades y
comercializan mascarillas, gel o guantes importados y traídos hasta su puerta.
Por
su parte, otros han organizado sus conocimientos para impartirlos en línea o
producir respiradores a bajo costo. Muchos empleados hacen su trabajo desde
casa, ejecutivos usan plataformas que
permiten reuniones que ahorrarán viajes en el futuro, lo que impactará a la
industria de la hospitalidad y transporte aéreo.
Evidentemente,
muchos acuden al llamado contagioso de esta realidad a la que hemos llamado
emprendemia. Sin embargo, como siempre, sobrevivirán aquellos cuya propuesta de
valor sea apreciada como mejor que otras existentes por el mercado en el nuevo
escenario. Esto incluye el producto mismo y el cumplimiento de lo prometido en
cuanto a sus características, cantidad, disponibilidad y precio mejor o igual
que los competidores.
Aparte
de los servicios asociados a la venta, entrega y relaciones con los clientes que
representen una experiencia agradable digna de repetirse una y otra vez. Hasta
aquí, esto del lado de lo que reciben y aprecian los clientes.
Pero,
la otra cara es el lado interno, la iniciativa de negocios debe ser capaz de
generar márgenes suficientes para permanecer y crecer por años con personas de
alto desempeño, alianzas potenciadoras y procesos de producción efectivos.
Así
que, además de las conocidas medidas para que las personas eviten el contagio,
a nuestros Empres les sugerimos usar el GEL:
Gana espacios orgánicos en el mercado con una
propuesta sólida que responda completamente a una necesidad sentida y
permanente.
Evita el contagio de las ideas simplistas y
superficiales. Lo que muchos hagan no necesariamente está bien hecho, ni será
duradero. Piensa en el largo plazo.
Lideriza a tu equipo. Comparte tu visión, fórmalos
e infórmalos para que sientan confianza en el futuro.
En
resumen, en medio de la pandemia, con optimismo y precaución, vamos a cuidarnos
y a cuidar nuestro negocio para construir el futuro. Ese lugar, donde, al fin y al cabo, seguiremos necesitando bienes y servicios.